lunes, 11 de abril de 2011

¿Cómo aprender a aprender?

estudiar2Algo que te puede ayudar en tu proceso de estudio es conocer cómo aprendemos, tener conciencia de cómo aprendes, de los mecanismos que estás usando, de cuáles son las maneras más eficaces o que te son más útiles para integrar el conocimiento nuevo (es decir, aquello que estás estudiando) con el conocimiento anterior (tus estudios anteriores, experiencias previas, etc.). Ésta es la clave; de nada sirve aprender palabras de memorieta como un loro. La única manera de que el aprendizaje sea realmente significativo y que perdure en el tiempo es conectarlo con tus conocimientos previos. Para que puedas conocer algo más en detalle cómo ocurre este proceso de aprendizaje vamos a ver a continuación algunos de los mecanismos y estructuras que inciden de lleno en él.
El cerebro está dividido en dos hemisferios, el derecho y el izquierdo, cada uno con diferentes características:
· El hemisferio izquierdo, analítico, es el responsable del lenguaje, del razonamiento lógico y del pensamiento secuencial. Es el que domina las funciones que se consideran esenciales en el trabajo intelectual.
· El hemisferio derecho es el que se encarga de las funciones más pasivas o receptivas: la intuición, los sentimientos, la imaginación,... Procesa la información a través de las imágenes de forma global, sintética e integradora.
Los hemiferios cerebralesAunque las cualidades tradicionalmente ligadas a las labores intelectuales están localizadas en el hemisferio izquierdo, el aprendizaje es más fácil y duradero si colaboran al máximo las funciones del derecho. La razón de que esto sea así es la forma de funcionamiento de la memoria: el cerebro no almacena la información en un lugar concreto, sino que la información se halla distribuida a lo largo y ancho del cerebro y organizada en forma de red (es decir, un dato lleva a otro dato de manera que todos están interconectados). Por esto, el principal mecanismo de funcionamiento de la memoria es la asociación: cualquier nuevo dato que desee entrar y permanecer en nuestro cerebro tendrá que buscar otros ya existentes en él para asociarse a ellos. Aprender es establecer nuevas y más complejas conexiones. Pues eso, conectar el conocimiento nuevo con el antiguo.
Cuando ignoremos el significado de una palabra la buscaremos en el diccionario y asimilaremos un nuevo concepto. Este proceso se denomina dar sentido, y es el que más acostumbramos a utilizar inconscientemente para aprender.
El cerebro no adquiere y almacena la información de forma caótica: la organiza siguiendo una lógica para que pueda ser recuperable y útil. Como norma general, los conocimientos deben asimilarse estructurada y organizadamente, de forma que queden claras las imágenes de conjunto. Lo mejor es ir de lo general a lo particular. Otra cosa que nos ayuda bastante es convertir en imágenes mentales los conceptos de una materia, ya que eso nos ayudaría a retenerlos con menos esfuerzo.
Si profundizamos más en la memoria, he de deciros que existen tres tipos, cada uno de ellos con unas características muy particulares:
· Memoria sensorial: es una especie de memoria fotográfica de duración muy corta, apenas unos segundos. Recibe información a través de los sentidos.
· Memoria a corto plazo: es aquella por la cual recordaremos perfecta e intencionadamente un dato instantes después de haberlo percibido.
· Memoria a largo plazo: es la más importante en el aprendizaje. Gracias a ella recordaremos información almacenada hace mucho tiempo. Toda esta información estará siempre a nuestra disposición cuando queramos.
Los tres tipos funcionan como filtros de información, la memoria sensorial sería el primer filtro, focalizando la atención hacia los estímulos que son de interés, de ahí pasa a la memoria a corto plazo, en la que podemos trabajar la información un poco más de tiempo, si finalmente la información nos interesa y hemos sido capaces de trabajarla significativamente pasará a la memoria a largo plazo.
Sin embargo, una parte importante de la información que almacenamos se olvida o su recuperación falla cuando más la necesitamos. Lo que determina que una información pase a almacenarse, o no, está en la manera en la que la hemos adquirido. Si la información ha sido asimilada de forma significativa, vinculándose con los conocimientos previos, tendrá muchas posibilidades de entrar en la memoria a largo plazo. Si por el contrario los datos han sido memorizados de forma mecánica, sin aquella conexión, serán más volátiles y difíciles de recuperar, o sea, más fáciles de olvidar. Cuando sea necesario memorizar unos datos que no puedan ser conectados a ningún saber previo, la alternativa consistirá en crear un marco de referencia artificial (una asociación que facilite el recuerdo, como las reglas mnemotécnicas).
Otro de los factores que influyen en que la información pase a ser significativa y se recuerde a largo plazo es la repetición. Se puede haber comprendido una materia y tener la sensación de que está bien grabada en nuestra memoria, pero lo cierto es que si no la refrescamos cada cierto tiempo, corremos el riesgo de perder muchos detalles.
estudioLa actitud es otro factor a tener en cuenta en el proceso de memorización. Tenemos que promover el interés y pensar en los beneficios que obtendremos en el futuro gracias al estudio: el objetivo a largo plazo de la realización personal y/o profesional debe tenerse siempre presente, aunque en el día a día resulta de gran eficacia plantearse objetivos inmediatos.

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